La Luna, ¡ay! La Luna… La Luna es el rayo que estimula mi mente. La Luna está siempre sonriendo, yo aprendo de ella y durante el día también sonrío. La Luna grita, y enmudece mi llanto. Única con la que comparto mis lágrimas. Es cómplice de mi pensamiento, y amiga de mis sentimientos. La Luna, una cita segura. La Luna, mi única amiga, que me entiende más que mi ego. La Luna, que rompe mi oscuridad, cada noche me susurra: “Duerme tranquila”. Y yo hago morir ese momento, hundiéndome en el sueño.