Hay esperanza

Querido Cáncer:

Me abrazaste y quisiste contaminarme hasta la muerte. Una parte de mí se sorprendió a pesar de esperarte. Hoy, nací de nuevo cuando el médico afirmó que habías desaparecido. En adelante, quiero enamorarme de mi destino. Quiero enamorarme de él para no dejarlo escapar. Mis labios pronuncian <<éxito>>. Te he vencido y solo perdí un pecho en la batalla. Con el furor de mi esperanza lo he conseguido. Mi mente, llena de placenteros pensamiento, aunque miento si te digo que todos fueron buenos. El más inocente, vencerte. El más cruel… no lo nombro…

La noche antes de la última consulta médica supliqué a la luna, y me escuchó. Le confesé que tenía miedo e iluminó mi sueño. A la mañana siguiente, la esperanza había renacido en mí. Me acosté asustada pero al despertar su luz había espantado mi miedo.

Y me pregunto por qué asalta la luna en estas noches de invierno con un semblante dulce, hija del optimismo, y aleja la melancolía que simula la rosa marchita. Tengo una segunda oportunidad. Pero dudo si tuve una primera porque tú me has enseñado el amanecer después del miedo que sentí al conocerte. Adiós, Cáncer.

Atentamente,
La Vida